Filosofía de la vida

Había una vez un hombre muy sabio y listo, por lo menos así le parecía a él. Sabía hablar las hermosas palabras, eso fue su oficio, nada más sabía hacerlo - sólo ello.
 
Gozaba de gloria y respeto. Algunos lo escuchaban con la boca abierta, otros tenían su propio punto de vista pero callaban.
Algunos viendo lo fácil es ese trozo de pan empezaron imitarlo.

A los filósofos cada día aumentaba, uno ha sido más sabio que otro e incluso empezaron disputar entre sí.


Hasta que llegó el crisis, no sólo para los filósofos sino también para toda la gente. Alguna gente simple tenía su propia filosofía: trabajaban, ahorraban, vivían modestamente. Ellos también han notado la consecuencia del crisis pero estaban preparados.

Un día nuestro filósofo con respeto hacia su persona recibió una tabla de chocolate, tenía hambre, en primer momento quiso comerlo de inmediado pero su espíritu no le permitió hacerlo. Puso una tabla de chocolante delante de su cara y empezó contemplarlo todo atentamente. Lo veía en ello todo lo que otros no pudieron percibir. Ya estaba dispuesto pronunciar un discurso ardiente cuando alguien tras de su espalda, el que tenía sus palabras en una parte óbscuro  del cuerpo, agarró rápidamente el chocolate y lo comió. Sació el hambre y nuestro pobre filósofo sólo tragó la saliva.